Una pequeña revolución cultural





La semana pasada vi una entrada en el isleño.com, de la escritora  Edna Rueda en la que explica la importancia de la toponimia como una forma de contar la historia social  de las islas, así como nuestros nombres personales habla de quienes somos y de dónde venimos (ver el artículo en el siguiente enlace: http://www.xn--elisleo-9za.com/index.php?option=com_content&view=article&id=7538:el-nombre-la-toponimia-de-la-vida&catid=47:columnas&Itemid=86). Con relación a este artículo, considero muy valioso el análisis realizado por la autora, ya que es un llamado a no perder aspectos significativos relacionados con las identidades culturales del grupo étnico raizal.

Complementando un poco las ideas expuestas en este artículo, y apelando al poco conocimiento que me da la experiencia profesional en procesos culturales, creo necesario que para la recuperación de las prácticas culturales, se recomiende hacer un proceso de doble vía. Para el caso específico de la toponimia, se debe hacer por un lado la recuperación oficial de los nombres, ya sea a través de colocar los nombres de las calles y sectores en letreros visibles para todos, o que en  las oficinas de información turística se usen estos nombres, y hasta sería interesante que se pusieran leyendas con las historias sobre el origen de estos nombres.

La otra vía propuesta es a través de la apropiación cotidiana de la toponimia, y es aquí donde para mí está el meollo del asunto: los isleños y habitantes de las islas podemos hacer una “pequeña revolución cultural” a partir de hacer ejercicios individuales y grupales del uso de la toponimia tradicional. Desde el año pasado, siendo consciente de la necesidad de recuperar la toponimia del barrio donde vivo, dejé de nombrar mi dirección de manera típica con la expresión de las islas “última entrada o al lado de” para  enunciarla de la siguiente manera: “Sarie Bay sector Little Cliff”. Si me preguntan no tengo ni idea por qué es Little Cliff, me gustaría saberlo, pero mientras lo  aprendo, sé qué es la forma correcta de nombrarla.

Las y los invito a que averigüemos cómo se llaman nuestros barrios, nuestros sectores, nuestras calles y empecemos a nombrarlos de esa manera. Al comienzo este ejercicio va a hacer un poco difícil de asimilar e incluso nos va a tocar aprender a usar la pedagogía con otras personas explicándoles dónde quedan esos sitios, pero creo que va a llegar el momento en que en nuestro inconsciente colectivo logre hacer común en toda la comunidad insular el uso de estos nombres.


Las expresiones de afecto se demuestran en las pequeñas acciones. Hagamos pequeños actos de amor por San Andrés. Es nuestro hogar, es lo que somos.

Comentarios

  1. HeBry Manualidades29 de abril de 2014, 21:57

    Muy interesante tu propuesta, desde hoy comenzaré la tarea para aportar un granito de arena.

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