En un mundo de incertidumbres: ¿Existe la posibilidad de construir un futuro seguro?

Para hablar de la situación de los jóvenes en el mundo y la sociedad actual podría remitirme a enumerar un sinnúmero de teorías y casos de jóvenes con problemas de drogadicción, agresividad entre otros. Sin embargo en este escrito busco reflexionar sobre mi vida, de cómo una joven hoy en día percibe el mundo y como actúa tal vez para muchos de una manera incomprensible y hasta poco racional.  Incomprensible porque la mayoría de las ocasiones la realización del ser humano solo se percibe en términos de “el tener y el lograr”. En mi caso,  a pesar de haber logrado una carrera profesional, algo bien difícil en esta sociedad con marcadas desigualdades sociales (soy un mujer negra, hija de madre soltera y pobre) y en medio de una guerra que lleva mas de 50 años en mi  país, decido abandonar las proyecciones que tenia para mi futuro buscando la seguridad y me uno a la larga lista de madres soltera, uno de las principales problemas que aquejan a las jóvenes de mi país. Poco racional esta decisión porque se cree que esto le pasa a aquellas  jóvenes con poca educación, bajo nivel cultural o  irresponsables que no son  conscientes de la difícil tarea de ser madre. En términos generales yo no entraría en ninguna de esas categorías, no perdí un año escolar, tuve una buena educación, nunca he tenido diferencias con la autoridad y he sido sobresaliente  en lo que concierne a  mi carrera (psicología).  Es decir una ciudadana ejemplar. ¿Por qué lo hice? La respuesta tiene que ver con la idea que tenemos los jóvenes de tomar las decisiones como una cuestión existencial, en un mundo que percibimos como lleno de incertidumbres.

 EL MUNDO DE LAS INCERTIDUMBRES

 Incertidumbre, lo defino como no tener certeza alguna sobre las cosas. En términos psicológicos la incertidumbre no solo sería un proceso de desubicación mental, es ese sentimiento de no saber que hacer, para donde ir, como actuar, que esperar. Es no tener seguridad de nada. En que momento los jóvenes de mi generación, por lo menos los que conozco, los próximos llegamos a este punto? Tal vez la generación de mi madre tuvo una visión del mundo ideológica, con otras alternativas políticas y filosóficas.  Pero la mayoría de los jóvenes de hoy no creemos en dogmatismos, pragmatismos, etc. Los ismos para  nosotros no existen, solo  hacen parte del bagaje filosófico de una clase aburrida que vemos en los últimos años de escuela, o talvez sea algo que yo defino como “la era de la superficialidad”, la era “sofá” “light”. En donde  hemos  llegado a un punto en el que tratamos de no ver la realidad de las cosas y nos conformamos o limitamos con solo ver y darle importancia a  aquellas que nos produzcan placer. En la era de la superficialidad no existen las ideologías, que se consideran como largos discursos mentales en los que la gente se programa para vivir de determinada manera, sin nunca lograrlo. Y la religión es solo un contacto lejano con un ser espiritual al que  se le coloca cualquier nombre. Lo importante,  lo realmente importante de la superficialidad es creer que la imagen es la realidad. Por eso ponemos tanta atención, al peso (dietas y más dietas), a la talla (tacones y más tacones), nada de verse natural, los bustos deben ser del tamaño de las modelos de moda. Pero bajo este esquema de la superficialidad el amor, la caridad , la compasión, tienen horario y fecha en el calendario, es decir todo esta controlado, quien lo controla? No se sabe pero se percibe, esa es la sensación y la angustia con la que vivimos esta era “sofá”, light”….

 Perdida en el mundo de las incertidumbres me dedique como la mayoría de los jóvenes que somos hijos de hogares reconstituidos que creemos no tener un lugar en la vida de nadie, ni en la sociedad, a crear  un submundo  donde nos imaginamos tener el control y la seguridad que no encontramos en nuestra propia vida familiar. Me acuerdo que era como una sociedad secreta donde sus integrantes asumíamos roles de mando  y liderazgo, solo que cuando se intenta vivir en lo desconocido  y  se le apuesta la vida a lo incierto, es muy probable que uno se pierda. Fue duro para mí ver como poco a poco, mi hermano, amigos y allegados se morían en el juego de rapidez y la acción. En este juego de la rapidez y la acción entran todo las conductas de alto riesgo que tenemos los jóvenes, las drogas, el sexo, el alcohol, los excesos y el desequilibrio emocional, no voy a profundizar en ninguna de ellas porque las considero parte de una misma situación, solo que son formas variadas de presentarse la superficialidad. Lo  que  si quiero dar a entender que a pesar de ser por así decirlo una joven ejemplar no escapé del juego y pagué  las consecuencias por ello, en ese momento a los 16 años no fue un embarazo, ni enfermedades, pero si perdí a seres queridos jóvenes igual que yo y que eran parte fundamental de mi vida.

 RESPUESTA A UN MUNDO EN QUE NO EXISTEN RESPUESTAS.

 Salir del colegio a la universidad con escasos 16 años y con una experiencia trágica no es fácil. Hay que decidir si seguir apostando en el juego de la rapidez y la acción o  por el contrario bifurcar el  camino e intentar buscar seguridad en el mundo de las incertidumbres. Sin embargo abatida por la tragedia decidí hacer una carrera universitaria, más para curarme mis propias heridas mentales que las de los otros. Salí de una pequeña isla perdida en medio del Caribe y me desplacé a una capital porque en mi lugar de origen no había lo quería estudiar. Fueron años de dedicación absoluta al estudio y al auto conocimiento. Y aunque  viví desde los diecisiete años de forma independiente,  sola, sin tener pareja y siendo buena estudiante, siempre sentía que faltaba algo, ¿que era?, difícil de contestar, tal vez afecto y  atención, o simplemente no lograba superar lo ocurrido en mis años de colegio, lo que si era seguro era que faltaba algo. Y en la búsqueda de ese algo llegó una respuesta “el amor”.

 Para hablar de amor entre nosotros los jóvenes hay que aclarar como lo concebimos. En primer lugar ya no lo sentimos, simplemente lo hacemos, pues para un joven que vive en el mundo de las incertidumbres amar es una obsoleta idea romántica… Nadie cree eso de ser felices para siempre. Esa idea en nuestro universo de hoy ya no es probable. Sí queremos seguridad, sexo, afecto, compañía y otras cosas más, pero somos conscientes de que esa vieja fórmula no funcionó en el pasado y hacemos todo lo imposible para no volver a cometer el mismo error de nuestros padres. Entonces el amor que llego a mi vida fue un amor físico, cercano,  de apego, con variados y diversos matices; en ocasiones intenso y en otras indiferencia total. Ese es el tipo de amor que vivimos los jóvenes porque la incertidumbre y el no saber ni siquiera que es lo que realmente queremos nos hace vivir con demasiada intensidad cada momento y yo no fui la excepción.

 Como la respuesta que le di a mi vida llegó en un mundo en que esas respuestas no funcionan porque no existen respuesta llegó lo que otros llaman el fracaso. Me  encontré en el dilema de todos los jóvenes: o me  auto engaño y construyo mi vida como se hacia en otros tiempos volviendo a vivir en el juego de la rapidez y la acción o reconocía mi error y lo asumía..  Pero volver al juego de la rapidez y la acción desde el ámbito del amor en los jóvenes significaba estar a la deriva en una vida sexual sin dirección en la cual te expones en cada acto a sufrir algún tipo de enfermedad de transmisión sexual. O por el mismo carácter  inestable y con variaciones en los sentimientos, te lleva a un punto de desajuste emocional y las conductas de riesgo y el descontrol  (el alcohol, las drogas, el sexo, entre otros), se adueñan de ti. Esto es lo que normalmente sucede.

 Consciente  del riesgo que corría si volvía al juego decido reconocer mi error y dedicarme a reconstruir mi vida en el mundo de las incertidumbres. Y la respuesta fue que no encontré respuestas, al menos no las que yo esperaba en esta era de la superficialidad. En mi carrera me di cuenta que en muy poco yo podía mejorar la sociedad en la que vivía. Una sociedad sumida en la miseria moral y material, con problemas de corrupción, de guerra y pobreza producto de la misma guerra. Sin embargo hice mi tesis y me dediqué a la práctica de la psicología social. En ese año trabajé con familias desplazadas y población vulnerable. Quede moralmente cansada y profesionalmente desmotivada era muy poco lo que se podía lograr y entendí que todo hacia parte de la guerra,  reconocí que para solucionar los problemas sociales de mi país se requiere más que la motivación de profesionales entusiastas, es cuestión de cambios radicales en el pensamiento de cada uno de nosotros los colombianos.

 LA DISTANCIA CADA VEZ MÁS GRANDE ENTRE LO QUE SE QUIERE Y LO QUE SE TIENE: UN PUNTO DE EQUILIBRIO.

 Cansada profesionalmente apenas empezando, opte por no graduarme. Todavía no quería entrar a hacer parte de aquel mundo de incertidumbres en que se me convirtió la realidad. En pocas palabras quería retrasar la adultez y todo lo que trae consigo (responsabilidades y tomarse en serio todo). En ese momento en que me faltaron ideales retome el amor, ese amor que estaba en el limite del juego de la rapidez y la acción, pero no funcionó, se me había olvidado que esa no era la respuesta, pero entonces ¿cual era? Y volvió a aparecer otra respuesta mas loca, pero más vital, un hijo. Saber que estas embarazada, sin trabajo estable, con un carrera terminada pero no graduada y lo mejor  sin una pareja es duro, durísimo y te encuentras en otro dilema; ¿que hacer?  La respuesta de la sociedad no se hizo esperar. ¿Qué se le puede ofrecer a un niño que va a venir a este mundo cada vez más incierto?,  ¿Para que hacerlo pasar necesidades?  Cabe la posibilidad de que vaya a ser un delincuente.  Eso es tirar por la borda lo poco que has construido. Todos esos discursos aparecieron repetidos hasta la saciedad por amigos y familiares.

 Aunque parezca inverosímil saber que iba a hacer mamá ha sido la mejor noticia que he recibido en mi vida. De repente este mundo de incertidumbre se volvió real, palpable, válido. Pedía respuestas al mundo y esa respuesta fue un hijo. Tener un hijo sola no es fácil y decidirse a tenerlo menos aún, sin embargo el sentimiento que te invade te llena de fuerzas, adquirí energías para soportar el embarazo a pesar de las complicaciones de salud. Hice un postgrado en pedagogía y a los  tres  meses de nacido mi hijo me gradué, por fin lo hice y fue gracias a la necesidad de trabajo para tener que ofrecerle algo en la vida. En la actualidad volví a mi lugar de origen (San Andrés, Islas) y a pesar de que los pronósticos laborales no eran tan buenos, estoy trabajando. Retomé el trabajo con la población vulnerable (indigentes). Sé que es muy duro,  tengo claro que no voy a resolver los problemas de la sociedad, pero es grato. No voy a acabar con las incertidumbres de este mundo, pero al menos en mi realidad existe alguien que me dice y me recuerda cada día que tengo que seguir adelante, esforzarme y que tengo un motivo… es un punto de equilibrio entre lo que quise (darle sentido a mi existencia) y lo que tengo un hijo (que adoro). Al fin tiene sentido mi vida, precisamente con lo que todos los que buscaban mi seguridad, mi familia, mis amigos, la educación, la sociedad, me dijeron que no hiciera. Como entender esta paradoja?

  HACIA DONDE NOS DIRIGIMOS: QUE NOS HACE FALTA A LOS JOVENES DE HOY

 Con mi experiencia no quiero decir que todos debemos tener un hijo para buscar un futuro seguro, aunque se que no soy la única que lo hace y si en mi caso fue una solución, no la puedo recomendar: no es esa la mejor solución. Tener un hijo es algo que hay que tomarse en serio y tener madurez para afrontar los cambios que le llegan a tu vida. Si yo lo hubiese sabido habría pensado mucho en tomar la decisión, no en tenerlo, sino en decidirme a querer un hijo. Lo que si no podemos dejar de ver es que los jóvenes de hoy día estamos llamados a buscar la forma de asegurarnos nuestra vida en este mundo que aunque lleno de incertidumbres, es el que tenemos no hay más, es lo que nos queda, es la herencia y la huella que dejaron nuestros padres y los padres a ellos y así sucesivamente. Es un panorama bastante desolador si nos ponemos a pensar en la guerra, el terrorismo, los problemas de medio ambiente, las diferencias religiosas y sociales. Y más desolador se vuelve si pensamos en los niños abandonados, las personas que viven en miseria o aquellas que mueren por no contar con seguridad social. Es el pan de cada día,  producto de la forma en que se han venido haciendo las cosas en este, mi país hasta este momento.

 El futuro se hace aun más incierto cuando los jóvenes en vez de preocuparnos por estos temas nos dedicamos a ver la televisión, los canales de entretenimiento o musicales. Nos queremos desconectar de ese mundo que no nos gusta, que nos hace ver que nuestra era de la superficialidad es un espejismo que nos envuelve en imágenes bonitas pero que a su vez nos lleva al abismo del juego de la rapidez y la acción. Para nadie es un secreto que en el afán de lucir mejor muchas jóvenes se someten a peligrosas cirugías o rigurosas dietas que han ocasionado que se dispare los problemas de anorexia y bulimia nerviosa, en los jóvenes se dan el tráfico y la delincuencia en el afán por adquirir poder y ropa de marca.  Se  podría decir que la juventud actual es una juventud con tendencias hacia la enfermedad y a la extinción, pareciera que hacia este punto nos dirigiéramos, a la extinción.

 Pensar en qué nos falta a los jóvenes de hoy no es tarea fácil en un mundo incierto. Pero  podría decir que nos hizo falta desde niños y hasta el día de hoy, el cariño de nuestros padres preocupados por darnos bienes materiales, pero se les olvido que necesitábamos tiempo. Sin embargo la solución de nuestros problemas para buscar la seguridad va más allá de escuchar un te amo o de una reunión familiar, se requiere de acciones concretas que nos hagan ver con firmeza y voluntad la posibilidad  de construirnos un futuro que nos de oportunidades de vivir con calidad, con recursos y con sentido. Mi propuesta va encaminada a formar una organización de jóvenes del tipo más heterogéneo posible en el cual se abra un espacio para opinar, conocer, departir, que sirva para el intercambio de cultural y vivencial donde el joven “chic” conozca al indigente y sepa que sus problemáticas son más parecidas de lo pensable, que el hecho de que uno sea “chic” y el otro “choc”, no los exime de caer en las drogas o  en el juego de la rapidez y la acción y perder la vida en ello.

 Me parece vital para los jóvenes de aquí de la isla tener un espacio en común distinto a la música marginal, las drogas y el sexo, donde  pudiéramos  tener la posibilidad de ampliar nuestra visión del mundo y así comenzar a construir un  futuro seguro, pero de acuerdo a lo que pensamos, a las soluciones que nos inventemos como yo lo tuve que hacer un día para darle sentido a mi vida. Yo no lo hice por locura, sino que la locura de un hijo se me volvió la razón de mi vida. ¿Es tan difícil de entender esto? Otros se estrellan en moto a altas velocidades y pierden la vida. Yo no quiero que eso suceda otra vez.

 Desde que estaba en  bachillerato visualizaba como nos organizábamos a través del deporte, el arte y la literatura. Siempre proponía a los psicorientadores y directivas que nos crearan una revista no solo para escribir poemas, sino donde a través de nuestro lenguaje, nuestras percepciones poco a poco nos introdujéramos  en el complejo mundo de los adultos al cual nos mostrábamos apáticos y reacios, en donde pudiéramos ampliar nuestra reducida visión del mundo que no nos permita proyectarnos más allá del aquí y el ahora.  Una revista que sirva de espacio para conocer oportunidades, gente, países, paisajes, en fin todo lo que esta más allá de nuestros ojos y que solo espera que lo descubramos. En un mundo de incertidumbre también existe lo real e  imaginablemente  bello, solo hay que salir a buscarlo y para hacerlo hay que conocerlo… Eso es lo único que pido, que nos den la oportunidad de auto conocernos, solo así podremos soportar el impresionante peso de la incertidumbre en el que el cambio de paradigmas nos ha metido con todas sus teorías del caos, de las bifurcaciones, de las catástrofes, de todas esas vainas de los que Ustedes, los dueños del mundo nos llenan la cabeza…


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